La figura de Alejandro Magno (Parte II)

Como lo prometido es deuda, aquí está la segunda parte sobre la figura de Alejandro: los textos que nos han transmitido la imagen que hoy día se tiene de este personaje.

En primer lugar, comenzaremos por el aspecto y el carácter de Alejandro:

  • Tenía la piel blanca, según dicen, con una blancura que se teñía de púrpura, sobre todo en el pecho y en el rostro. Su piel exhalaba una fragancia muy agradable, y su boca y todo su cuerpo despedían un grato olor hasta impregnar su ropa… La causa de ello era seguramente la constitución de su cuerpo, que era ardiente y fogosa; pues el buen olor (…) proviene de la cocción de los líquidos bajo el efecto del calor. A Alejandro es el calor de su cuerpo, según es verosímil, lo que le hizo propenso a la bebida y apasionado (Plutarco, s. I d. C., «Vida de Alejandro» 4. 3-7).
  • En general, con respecto a los bárbaros era altivo y obraba como quien está firmemente convencido de tener nacimiento y filiación divinos, mientras que con los griegos mostraba moderación y tiento en la deificación propia… En todo caso, es evidente que Alejandro no se dejó seducir ni estaba engreído por su pretendida divinidad, sino que utilizaba esta creencia como instrumento para dominar a los demás (Plutarco, s. I d. C., «Vida de Alejandro» 28. 1-6).
  • Quería no sólo ser llamado así, sino incluso ser creído hijo de Júpiter, como si su poder se extendiera lo mismo sobre los espíritus que sobre las lenguas, y dio orden de que los macedonios lo saludaran al estilo persa, postrándose en actitud de veneración (Quinto Curcio, s. I d. C., «Vida de Alejandro de Macedonia» VIII 5.5).

En cuanto a las relaciones con sus compañeros y amigos, los autores dicen lo siguiente:

  • Esta desgracia causó en Alejandro un dolor que ninguna reflexión pudo aliviar. De inmediato, mandó cortar las crines a todos los caballos y mulos en señal de duelo, derribó las almenas de las ciudades del contorno (…) hasta que llegó una profecía de parte de Amón, recomendando honrar a Hefestión y hacerle sacrificios como a un héroe. Sirviéndose de la guerra como consuelo de su dolor, partió como de cacería a una batida de hombres con perros y sometió la tribu de los coseos, degollando a todos los que estaban en edad militar. Dio a esta acción el nombre de sacrificio en honor del héroe Hefestión (Plutarco, 72. 3-4).
  • A los macedonios, que veían que Alejandro los trataba ahora con menosprecio, les molestaba su vestimenta persa. Ante esto y otros comportamientos no pudieron ya permanecer en silencio, sino que le rogaron que les diera de baja de su ejército. Al oír esto Alejandro, que por entonces estaba más tenso con los macedonios a causa de la veneración a que le habían acostumbrado los bárbaros, saltó del estrado y dio órdenes de que detuvieran a los cabecillas que habían soliviantado al resto del ejército; y después ordenó que fueran ejecutados (Arriano, s. I d. C., «Anábasis de Alejandro» III, 2).
  • Si Alejandro se hubiera sabido mantener en este dominio de sí mismo hasta el final de su vida, habría vencido a la soberbia y a la cólera, males invencibles; se habría abstenido de dar muerte a sus amigos en medio de los banquetes y no se habría atrevido a ejecutar, sin juicio, a hombres sobresalientes por sus hechos de armas y que habían sido sus compañeros. Al final no pudo sobrellevar su grandeza (Quinto Curcio, III 12, 18).

En relación a sus dotes tácticas y militares:

  • A Alejandro la fortuna le deparó la ventaja del lugar, pero dispuso una estrategia que contribuyó a la victoria más que los favores de la suerte; aunque era muy inferior en número a la muchedumbre de los bárbaros (…) provocó su huida y combatió tan en primera fila que recibió una herida de espada en el muslo (Plutarco, 20.  7-8).
  • Darío, al principio, determinó ocupar la cima del monte con una parte de sus tropas, en la idea de cercar al enemigo de frente y por la espalda (…). Pero la Fortuna, más poderosa que cualquier tipo de conjeturas, se encargó de echar por tierra proyectos tan halagüeños (Quinto Curcio, III 27-29).

 

Y sobre sus conquistas, Plutarco dice lo siguiente:

  • Y como no codiciaba placer ni riqueza, sino méritos y gloria, consideraba que cuanto más recibiera en herencia de su padre, menores serían los éxitos logrados por él mismo. Por la misma razón, creyendo que según iba Filipo aumentando las conquistas iba agotando sus propias hazañas futuras, prefería heredar un reino que tuviera, no riquezas ni disfrutes, sino combates, guerras y oportunidades de ganar gloria (Plutarco, 5.  5-6).
  • Realmente, muchos peligros se abatieron sobre él en las batallas y tuvo que afrontar graves heridas, pero lo que causó la mayor mortandad en el ejército fueron la penuria de víveres y los rigores del clima. En cuanto a él, se vanagloriaba de sobrepasar la fortuna con la audacia y el poder con el valor, pensaba que nada era inconquistable para los audaces ni nada seguro para los cobardes (Plutarco, 58.  1-2).

Esta selección de textos sobre Alejandro Magno creo que ilustran bastante bien lo que dije en mi anterior entrada. Como se puede observar, la mayor parte de ellos pertenecen a Plutarco y su «Vida de Alejandro», pues es el que mejor le ha retratado, a pesar de no pertenecer a la misma época, y como ya dije, la imagen que tenemos ahora de él es, en el fondo, la que Plutarco quiso que tuviéramos.

En una última consideración, me gustaría recomendar la película «Alejandro Magno» dirigida por Oliver Stone, pues a mi parecer, y después de haber leído mucho sobre él y por qué no, haber traducido también, creo que es una película que refleja muy bien el carácter y la personalidad de Alejandro, tan enigmático desde siempre y causante de tantas intrigas. Así que os invito a verla después de leer mis 2 entradas y veréis cómo el director ha sabido retratar muy bien al personaje y Colin Farrell interpretarlo.

3 comentarios

Archivado bajo Grecia, Historia, Textos

3 Respuestas a “La figura de Alejandro Magno (Parte II)

  1. Me han gustado mucho, son muy buenas.

  2. jcitad

    Me ha gustado mucho esta entrada, es fascinante. La peli la vi en su día, aunque me sorprendió bastante la relación filmada entre Alejandro y Hefestión

    • Tengo que decirte que el otro día ví Alejandro Magno de nuevo, y me sorprendió también la relación con Hefestión, no la recordaba tan visible, tan clara y tan apasionada. Gracias por la observación, pues ví la película con otros ojos.

Replica a Alberto Cancelar la respuesta