Que el mito sirva como referencia o como moraleja es muy típico de los mayores, que siempre piensan que los más jóvenes viven en un tiempo mucho peor. Siempre tenemos nostalgia del pasado, y todos los autores míticos recogen la idea del paraíso y los orígenes de la humanidad en la que no había que trabajar, en la que vivíamos como dioses y casi en común con ellos, etc. Sin embargo, se pierde el paraíso y Zeus decide exterminar la raza humana porque ni le rinden culto como es debido ni respetan las leyes tradicionales.
Esta idea del diluvio universal se conoce desde el 3000 a. C. al menos. En el diluvio griego sólo se salvaron los dos únicos seres piadosos según Zeus: Deucalión y Pirra. Como eran sólo dos, se aburrían muchísimo y le piden a Zeus que les dé compañía. Éste acepta y les dice que cada uno coja una piedra y la tire hacia atrás: de esas piedras tiradas por Deucalión nacen los hombres, y de las tiradas por Pirra las mujeres.
El mito de Prometeo se encuentra en dos obras: en la «Teogonía» y en «Trabajos y Días», ambas de Hesíodo. Este mito ejemplifica la caída del hombre desde esa posición privilegiada con la divinidad hasta la situación actual.
De entrada encontramos una introducción, el enunciado de una situación anterior, y a continuación, a causa de los engaños de Prometeo a Zeus, hombres y dioses se separan. Prometeo está en el mito en representación de los hombres a pesar de ser hijo del titán Jápeto, y además comienza a aparecernos una y otra vez el Engaño y la Astucia. Lo primero que se hizo para engañar a Zeus fue repartir el sacrificio de un buey en dos partes: escondió la parte comestible en el vientre del buey, y por otro lado expuso los huesos cubiertos de grasa. Zeus escogió la parte más apetitosa por fuera, la de los huesos, que no tenía nada en realidad, y encoleriza. Desde ese momento se establece el sacrificio ritual para los dioses para siempre. Esto es importante porque escenifica el nuevo tipo de comunicación entre dioses y hombres, ya no pueden compartir mesa ni gozar de aquel estado de semejanza. La típica frase de ‘las apariencias engañan’ aquí aparece por primera vez y además se cumple.
Zeus reaccionó ocultando el fuego que sirve para la vida humana, el que se usa para cocinar. Pero Prometeo vuelve a engañarle robando el fuego. Por eso Hefesto, por encargo de Zeus, prepara un bello mal, una bella mujer de la que descienden todos los males; por fuera era una maravilla verla, pero de nuevo las apariencias engañan. Con este último engaño de Zeus a la humanidad se establece la institución del matrimonio que tiene por función los hijos y la perpetuidad de la especie.
Los dos engaños están descritos de la misma manera: las apariencias engañan. Esa mujer es preciosa porque los dioses la adornaron, así que había dos opciones: casarse y soportar ese mal (las mujeres) pero con la alegría de los hijos, o no casarse para alejarse de las mujeres y morir sin hijos, conservando el patrimonio intacto para los parientes. Las mujeres aparecen comparadas con las abejas, donde los machos trabajan y las hembras sólo comen. Éste, por tanto, sería el primer texto ‘machista’ o ‘misógino’ de la historia, ya que trata a las mujeres como males.
Jápeto, el titán, tuvo gemelos: Prometeo (el que piensa antes de actuar, el previsor), y Epimeteo (el que piensa después, el irreflexivo). En la mitología, cuando aparecen gemelos es por algo, ya que tienen un simbolismo especial; en este caso, aparecen para señalar que todos los hombres y todas las mujeres tienen un poco de Prometeo y un poco de Epimeteo, que varía según la ocasión y las circunstancias en las que nos encontremos.
A la mujer creada por Hefesto la llamaron Pandora (del adjetivo πᾶς πᾶσα πᾶν «todo», y de δῶρον -ου «regalo, don»). Zeus amenazó a Prometeo con enviarles un mal para todos los hombres, así que Prometeo advirtió y avisó a su hermano para que no aceptara ningún regalo de Zeus. Cuando Hermes apareció con Pandora, Epimeteo aceptó el regalo sin hacer caso de la advertencia de su hermano.
Por este motivo perdimos el paraíso, por culpa de Pandora, una mujer, aunque en realidad fue culpa de Prometeo por engañar a Zeus. Aquí aparece la jarra de Pandora, dentro de la cual estaban contenidos todos los males. Zeus avisa para que no abran la jarra, pero Pandora la abre y los males se diseminaron por el mundo. Dentro de la jarra sólo quedó la Espera o la Esperanza, pues Zeus puso la tapa en la jarra antes de que saliera.
Se acabó el paraíso, y además el mundo se ha llenado de males. Los males son mudos por voluntad de Zeus, ya que si avisaran se podrían evitar. La Espera o Esperanza (ἡ Ἐλπίς -ίδος) es la única que permanece dentro de la jarra, y es muy ambigua, porque aunque la esperanza es lo último que se pierde, puede haber buenas o malas noticias, al igual que la vida humana, que también es ambigua, ya que en ella se mezclan los bienes y los males y además no se pueden preveer porque son mudos.
Si entendemos que lo que queda en la jarra por voluntad de Zeus es la esperanza, es que la vida humana está llena de conceptos ambiguos, como casi todos los conceptos que aparecen en el mito: Pandora, las partes del buey, Prometeo y Epimeteo… Sin esperanza no podríamos afrontar la vida, aunque la esperanza sea mínima o sea buena o mala, por eso si se quedó dentro de la jarra y ya estaba dentro es porque es un mal. Hay algunos males que sí se ven, pero como se recubren bajo la apariencia de bienes no se pueden evitar, como las mujeres, que por fuera son bienes y por dentro males.
Si entendemos que lo que quedó dentro es la espera, es porque de este modo los males que se diseminaron por el mundo son inesperados, no son esperados, por eso la vida humana está bajo la ambigüedad, por eso se queda dentro como un mal, porque así los males no pueden preveerse.
Desde Prometeo y su mito no hay ser humano que no sea Prometeo y Epimeteo, es decir, que no esté bajo el signo de la ambigüedad y la duplicidad, y por supuesto no hay Prometeo sin Pandora.
De la misma forma que se marca la pérdida del paraíso, también a partir de ahora hombres y dioses conforman un mundo totalmente separado, y se nombran varias características de la nueva situación humana y para siempre se van a encontrar en ella:
- se sacraliza el sacrificio ritual a los dioses, que aquí consiste en el sacrificio de un buey;
- se establece como institución social el matrimonio, con una función clarísima: engendrar hijos legítimos;
- se instituye para siempre que el espacio y el trabajo de la mujer es el interior de la casa;
- a partir de ahora la vida humana está llena de males que a su vez están unidos a los bienes, y en ocasiones se equiparan;
- el fuego de Hesíodo es el fuego necesario para cocinar los alimentos y darse calor, y además su robo desencadena la creación de Pandora.
Hay otras versiones del mito de Prometeo, como la que aparece en el «Protágoras» de Platón, o en el «Prometeo Encadenado» de Esquilo, pero éstas son obras que iremos analizando a lo largo de la semana.